Desafíos ambientales

El séptimo límite planetario superado: biodiversidad, economía y finanzas frente a la urgencia

Elaboradas por un equipo de investigadores internacionales especializados en clima, los límites planetarios vuelven a ser noticia con el cruce de uno nuevo: la acidificación de los océanos.

Publicado el 9 diciembre 2025

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Juliette Cohen 
Estratega Senior - CPRAM

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La noción de límites planetarios se ha impuesto desde 2009 como un marco para comprender los umbrales críticos que nuestro planeta no debe superar para preservar un ambiente estable y propicio para la vida humana. Estos límites, que son nueve, abarcan áreas variadas como el cambio climático, la acidificación de los océanos, la calidad del aire y, por supuesto, la biodiversidad. Hoy, esta nueva alerta marca un giro importante, revelando una crisis ecológica profunda que amenaza no solo a la naturaleza, sino también a la economía mundial y a la estabilidad financiera.

La biodiversidad: un pilar vital en crisis

  • Definición y papel fundamental

La biodiversidad, a menudo definida como la diversidad de los seres vivos, abarca todas las formas de vida en la Tierra — animales, plantas, hongos, bacterias — así como los ecosistemas en los que evolucionan y las complejas interacciones que los conectan. Esta diversidad se manifiesta en varios niveles: la diversidad genética dentro de las especies, la diversidad específica entre las especies, y la diversidad ecosistémica que corresponde a la variedad de hábitats y las interacciones ecológicas.  

Esta riqueza natural es mucho más que un simple catálogo de especies. Constituye la base de los servicios ecosistémicos indispensables para la vida humana y la economía. Estos servicios incluyen la producción de oxígeno, la purificación del agua, la fertilidad del suelo, la polinización de los cultivos, la regulación del clima, la prevención de la erosión, y muchas otras funciones vitales. Sin biodiversidad, los sistemas naturales colapsan, poniendo en peligro la seguridad alimentaria, la salud pública y la estabilidad económica.

  • Un colapso sin precedentes

Desafortunadamente, la biodiversidad está hoy en crisis. Los datos científicos son alarmantes: en cincuenta años, la población mundial de animales salvajes ha disminuido en un 73 %1. Más del 75 %2 de los ambientes terrestres han sido alterados de manera significativa, y más del 85 %3 de las zonas húmedas han desaparecido. Un millón de especies4 están amenazadas de extinción, es decir, aproximadamente una de cada ocho, a un ritmo de extinción sin precedentes en la historia de la Tierra.  

Esta crisis se denomina la sexta extinción masiva, pero se distingue de las anteriores por dos características principales. Por un lado, su velocidad es excepcional: mientras que la extinción de los dinosaurios se extendió durante cientos de miles de años, la pérdida actual de especies ocurre en unas pocas décadas. Por otro lado, esta extinción se debe casi exclusivamente a las actividades humanas, en particular la destrucción y artificialización de los hábitats, la sobreexplotación de los recursos naturales, el cambio climático, la contaminación y la introducción de especies exóticas invasoras. Estas cinco grandes presiones están interconectadas y se amplifican mutuamente, creando un círculo vicioso que acelera la degradación de los ecosistemas. Por ejemplo, la deforestación contribuye al cambio climático, que a su vez afecta la salud de los bosques y los océanos, reduciendo aún más la biodiversidad.

La biodiversidad, base de la economía mundial

La biodiversidad es un tema que nos concierne a todos porque está en el corazón de la economía mundial. Cada sector económico depende, directa o indirectamente, de los servicios proporcionados por los ecosistemas. La agricultura, por ejemplo, se basa en la polinización, la fertilidad del suelo y la regulación del agua. El sector médico utiliza recursos naturales para el descubrimiento de medicamentos. El sector inmobiliario se ve afectado por la calidad del suelo y la gestión de los riesgos naturales. Incluso el sector digital depende de recursos minerales extraídos en entornos naturales.  

La pérdida de biodiversidad debilita estos servicios esenciales, lo que se traduce en riesgos económicos concretos: disminución de la productividad, aumento de costos, interrupciones en las cadenas de suministro e inestabilidad de los mercados. Por ejemplo, la desaparición de los polinizadores amenaza la producción de muchos cultivos alimentarios, lo que puede provocar un aumento de los precios y una inseguridad alimentaria.

  • Un marco internacional en plena construcción: de Río a Montreal

La biodiversidad se ha ido imponiendo progresivamente en la agenda mundial a través de varios textos fundacionales. La Convención sobre la Diversidad Biológica, adoptada en la Cumbre de la Tierra en Río (1992) y firmada por 196 Estados, sentó las primeras bases jurídicas. Pero el verdadero punto de inflexión llegó con el Acuerdo de Kunming-Montreal (COP15) en 2022. Por primera vez, un marco establece objetivos vinculantes: conservar el 30 % de las tierras y los mares y restaurar el 30 % de las zonas degradadas — en comparación con el 17,5 % de tierras y el 8,5 % de áreas marinas protegidas en 2024. La COP también se comprometió a movilizar al menos 200 mil millones de dólares al año para 2030 para la protección de la naturaleza. De estos 23 objetivos, 8 están dirigidos directamente al sector financiero.  

Mencionemos también la plataforma IPBES, que a menudo se denomina el IPCC de la biodiversidad.  
Su misión es evaluar el estado de los ecosistemas y conectar la ciencia con las políticas públicas, proporcionando así a los responsables de la toma de decisiones y a los actores económicos conocimientos rigurosos y operativos. En diciembre de 2024, el IPBES publicó el informe «Nexus», que aborda conjuntamente las crisis interconectadas de la biodiversidad, el agua, la alimentación, la salud y el clima. Este documento, centrado en la acción, propone una caja de herramientas operativa para los inversores: sintetiza las interconexiones sistémicas y enumera 70 palancas organizativas, políticas y económicas que permiten abordar estas crisis de manera integrada.

  • ¿Qué papel juega la financiación?

Las finanzas juegan un papel central en la transición ecológica. Los inversores y gestores de activos son cada vez más conscientes de que la pérdida de biodiversidad representa un riesgo sistémico, susceptible de afectar el rendimiento financiero de las empresas y la estabilidad de los mercados.  

Además, las expectativas de los clientes, los reguladores y la sociedad civil impulsan a los actores financieros a integrar los desafíos de la biodiversidad en sus decisiones.  

Las obligaciones de reporte se multiplican, exigiendo a las empresas y a los inversores que informen sobre sus impactos y dependencias respecto a la biodiversidad. Esta transparencia es esencial para orientar los flujos de capital hacia actividades sostenibles y reducir los riesgos relacionados con la degradación ecológica.

  • Marcos regulatorios y normativos

Para acompañar esta transformación, han surgido varios marcos regulatorios e iniciativas normativas.  
La taxonomía europea, por ejemplo, ahora incluye criterios relacionados con la biodiversidad para definir lo que puede considerarse una actividad económica sostenible. La Taskforce on Nature-related Financial Disclosures (TNFD) trabaja en la elaboración de un marco mundial para la presentación de informes sobre riesgos relacionados con la naturaleza, similar a lo que se ha hecho para el clima con la Taskforce on Climate-related Financial Disclosures (TCFD).  

Estas iniciativas tienen como objetivo armonizar las prácticas, mejorar la calidad de los datos y crear un lenguaje común entre empresas, inversores y reguladores. También fomentan la integración de las presiones y dependencias de la biodiversidad en los análisis de riesgo y las estrategias de inversión.

  • Complejidad y desafíos metodológicos

Integrar la biodiversidad en los análisis económicos y financieros es un desafío importante.  
Las interacciones entre especies, hábitats y servicios ecosistémicos forman una red compleja, no lineal, que dificulta las aproximaciones tradicionales de la evaluación financiera.  

Para los inversores, esto significa que es necesario desarrollar metodologías capaces de traducir datos científicos heterogéneos en criterios de inversión operativos. Esto requiere una colaboración multidisciplinaria entre ecólogos, economistas, financieros y expertos sectoriales. También es necesario aceptar que estos métodos sean evolutivos, ya que el conocimiento científico sobre la biodiversidad avanza rápidamente.  

Frente a estos desafíos, algunas sociedades de gestión están desarrollando enfoques innovadores.  
CPRAM, por ejemplo, ha desarrollado una metodología que busca construir carteras que concilien el rendimiento financiero y el rendimiento extra-financiero. Esta estrategia se basa en una evaluación detallada de las presiones y dependencias de la biodiversidad, sectoriales y contextuales, y en la movilización de flujos de capital hacia las empresas más expuestas pero también las más comprometidas con la biodiversidad. En lugar de excluir sistemáticamente a las empresas en riesgo, este enfoque privilegia el diálogo y el compromiso, alentando a las empresas a transformar sus prácticas.

Perspectivas y oportunidades: hacia una finanza responsable y resiliente

El sobrepaso del séptimo límite planetario es una señal de alarma que invita a repensar las finanzas.  
Integrar la biodiversidad como un desafío sistémico en las estrategias de inversión es ahora una necesidad. Esto implica el desarrollo de herramientas de evaluación robustas, capaces de captar la complejidad de las interacciones ecológicas, y una gobernanza adaptada que integre estos desafíos en todos los niveles de decisión.  

Frente a esta crisis, las finanzas tienen un papel crucial que desempeñar. Al integrar la biodiversidad en sus análisis, adoptar metodologías innovadoras y apoyarse en marcos regulatorios reforzados, pueden convertirse en una palanca poderosa para la preservación de la vida y la construcción de un futuro sostenible.

1- WWF, Informe Planeta Vivo 2022 — Este informe mundial documenta una disminución promedio del 73 % en las poblaciones de vertebrados silvestres entre 1970 y 2018. Fuente: https://livingplanet.panda.org/en-us/
2- IPBES (Plataforma Intergubernamental Científica y Política sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos), Informe de Evaluación Global 2019 — Este informe indica que el 75 % de las tierras emergidas han sido significativamente modificadas por la actividad humana. Fuente: https://ipbes.net/global-assessment
3- Convención de Ramsar sobre Humedales, Perspectiva Global sobre Humedales 2018 — Este informe destaca que más del 85 % de las zonas húmedas mundiales han desaparecido desde 1700, con una aceleración reciente. Fuente: https://www.ramsar.org/document/global-wetland-outlook-2018
4- IPBES, Informe de Evaluación Global 2019 — El informe estima que aproximadamente un millón de especies animales y vegetales están amenazadas de extinción a corto o mediano plazo. Fuente: https://ipbes.net/global-assessment

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