Factores disruptivos al servicio de la salud
La interacción entre la investigación médica tradicional y la industria del “high tech” ha permitido en los últimos años avances considerables en materia de salud. Los tratamientos, más rápidos y más eficaces, pueden de esta forma reducir costes.
Publicado el 09 febrero 2021
Los avances en la salud han dado sin duda un salto adelante espectacular desde el pasado siglo. Así lo demuestra la mayor esperanza de vida. La esperanza media de vida ha aumentado desde los 46,6 años de media en todo el mundo en los años 50 hasta los 71,4 años en 20151 y podría alcanzar incluso los 90 años para las mujeres en algunos países en 20302. Esta mayor longevidad se explica en parte por la mejora general de las condiciones de vida. Pero sobre todo es resultado de los progresos logrados en la investigación médica en los últimos años.
Como en otros sectores, este avance ha sido impulsado por los progresos conseguidos además por la industria de la alta tecnología. La interacción de estos dos universos ha tenido como resultado grandes avances en el tratamiento de ciertas enfermedades. La biotecnología, la inmunoterapia y las tecnologías médicas son nuevas disciplinas que están sustituyendo a la medicina y la investigación tradicionales, evidenciando la ruptura que están experimentando desde hace poco la salud y las ciencias de la vida. Esta evolución está dictada por las consideraciones de costes y de demanda. Los gastos sanitarios se han situado en una senda insostenible debido a las tendencias demográficas y al envejecimiento de la población. De media, representan del 10 al 12% del PIB de los países de la OCDE. En Estados Unidos, Esta cifra alcanzó el 17,8% en 2015, es decir, 3,2 billones de dólares. Solo el coste de los medicamentos se eleva a los 315 mil millones de dólares en este mercado, representando el 9,8% del gasto sanitario total. Pero esta mentalidad está cambiando gradualmente. La idea ya no es recetar más medicamentos, sino por el contrario centrarse en evitar la repetición de tratamientos mejorando la calidad de la sanidad y la efectividad de los medicamentos. Los avances logrados en los últimos años van dirigidos en este sentido a desarrollar un sistema de saludo más personalizado, y por tanto menos costoso. Las fuerzas rupturistas actuales están también reorientando la medicina tradicionalmente “reparadora” hacia un enfoque más preventivo.
Estos ejes de desarrollo se deben a varios factores. En primer lugar está el incremento exponencial de los datos utilizables, también conocidos como big data. Se está logrando una mayor difusión de la información gracias a la aparición de agentes a gran escala, tras la consolidación del sector sanitario y la ampliación de la cobertura de la seguridad social. Los laboratorios actuales han reforzado su colaboración con las compañías más innovadoras en biotecnología, cuyo desarrollo está más centrado en el procesamiento de estos datos. La mejora cuantitativa y cualitativa de la información obtenida ha dado lugar finalmente a un análisis más sofisticado. Estos avances significativos en investigación han permitido que los laboratorios puedan concentrarse en la prevención de las enfermedades. Además, los datos se pueden analizar de forma más rápida. Gracias al desarrollo de la inteligencia artificial, de los algoritmos y a los sensores cada vez más perfeccionados de los objetos conectados, la formulación de diagnósticos, y por tanto de las prescripciones médicas que se derivan de éstos, ha mejorado considerablemente. No hace mucho, por ejemplo, BioFire (Biomérieux) logró un importante logro al lanzar un test que permite saber en menos de una hora si un caso de meningitis es viral o bacteriano.
“El mercado de la inteligencia artificial para la salud crecerá un 40% entre 2014 y 2021, con un incremento de los 633,8 millones de dólares a los 6.600 millones3.”
En general, la digitalización del sector permite actualmente monitorizar la salud de un individuo en tiempo real y la prevención de enfermedades crónicas como la hipertensión. El objetivo es anticipar y gestionar mejor los tratamientos de forma acorde. La gama de posibilidades, la integración de algoritmos, los objetos conectados y el tratamiento de datos son de tal dimensión que gigantes de las TI como Google y Apple tienen ya una fuerte presencia en el ámbito de la salud, y recientemente han firmado acuerdos con grandes laboratorios.
“Los gastos hospitalarios en el ámbito de la analítica alcanzarán los 18.700 millones de dólares en 2020, en comparación con los 5.800 millones en 2015.4”
La calidad de la atención prestada es también una característica de la alteración que se está produciendo. Si bien en el pasado el uso de un antibiótico de amplio espectro constituía un requisito previo a la administración de la molécula correcta, el proceso se ha simplificado en la actualidad. Los avances logrados en investigación por las compañías biotecnológicas, en particular en materia de terapias específicas, son en este sentido significativas. Por ejemplo, el Herceptin se puede utilizar actualmente para tratar un tipo concreto de cáncer de mama, que hace solo diez años era uno de los que presentaban cifras más altas de mortalidad. Otros ámbitos aparte de la inmunooncología también han experimentado auténticas revoluciones en los últimos años, como la genómica y la microbiota. Los beneficios potenciales son enormes y están aumentando el interés de los grandes laboratorios.
“Algunas estimaciones indican ahorros del orden del 5% del gasto en el mercado estadounidense, es decir, 20 mil millones de dólares.”
La sanidad “de la ruptura” es más simple, más rápida y más eficaz, y sobre todo responde a todas las necesidades de control de los costes. Las soluciones ofrecidas por las compañías biotecnológicas son todavía caras pero se están introduciendo nuevas tecnologías, como la impresión de tejidos en 3D, para reducir sus costes. La presión sobre los presupuestos de I+D de los laboratorios y la explosión de los datos disponibles están mejorando al mismo tiempo la productividad de la investigación. Algunas estimaciones sitúan el ahorro en torno al 5% del gasto en el mercado de Estados Unidos, es decir, 20 mil millones de dólares. Más en general, la digitalización podría tanto reducir el coste total de un medicamento aprobado, actualmente de unos 2.600 millones de dólares, como aumentar el número de estos medicamentos. En los últimos diez años, 28 medicamentos han recibido la autorización de la FDA cada año, y esta cifra podría elevarse a 33, o incluso más, gracias a la digitalización. Las posibilidades que ofrece esta ruptura son aún mayores por la gran dimensión que engloba el sector de la salud.
— Departamento de Estudios y Estrategia, CPRAM
Notas —
1. Datos de N.U.
2. Investigación del Imperial College de Londres publicado en la revista médica The Lancet.
3. Fuente: Frost & Sullivan, Transforming healthcare through artificial intelligence systems, 2016
4. Fuente: Deloitte, 2017 global health care outlook, Making progress against persistent challenges
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