¿Puede el envasado flexible vivir sin el plástico?
Conforme a la Directiva Europea sobre envasado, todos los envases comercializados (ya sean de vidrio, plástico o papel) deberán ser reutilizables o reciclables, con un objetivo de reciclado del 55% de los envases de plástico en 2030 y un compromiso de incorporar 10 millones de toneladas de plástico reciclado en 2025. Además, la Directiva Europea relativa a los plásticos de un solo uso prohíbe el uso de diez productos encontrados en los residuos marinos. A partir de 2020 se prohíben los bastoncillos para los oídos, los cubiertos, los platos, las pajitas y los bastoncillos mezcladores para bebidas, y otras cinco series de productos lo serán en 2021.
Publicado el 25 febrero 2020
Estas directivas europeas han sido ya implementadas en Francia a través de la hoja de ruta para la economía circular (FREC), y por consiguiente en la Ley de economía circular y la lucha contra los desperdicios adoptada el 30 de enero y publicada en el Diario Oficial el 11 de febrero. Estas leyes establecen el ambicioso objetivo de reciclar el 100% del plástico en 2025 y la reincorporación al mercado de un millón de toneladas de plásticos, incluyendo 440.000 toneladas métricas de envases de plástico.
Es un reto considerable: globalmente, sólo se recicla el 9% de los residuos plásticos, y el 40% de todos los plásticos acaban en la basura. Pero hay que señalar, no obstante, que el plástico representa solo un pequeño porcentaje de los usos de las materias primas fósiles (entre el 2 y el 10%, dependiendo del método utilizado para evaluar el ciclo de vida).
La Ley incluye también una nueva enmienda aprobada a principios de diciembre que eliminará los envases de plástico de un solo uso en 2040. Esta enmienda podría tener un impacto enorme, ya que podría suponer la prohibición de todos los residuos de plástico no reutilizables, incluidos los botes de champú, los tubos de dentífrico, los envoltorios de plástico, las bolsas de basura, los botes de los productos de limpieza domésticos, etc.
El sector de los envases de plástico en Francia continúa su transición hacia un crecimiento ecológico
Según Elipso, la Federación francesa de empresas de envases de plástico y flexibles, en 2019 se produjeron 1,8 millones de toneladas de envases de plástico a base de materias primas vírgenes – es decir, el 82% de todos los envases de plástico producidos, con una disminución del 5% respecto a 2018.
Al mismo tiempo, los envases de plástico fabricados a partir de materias primas recicladas han aumentado un 20%, hasta las 320.000 toneladas, representando ya el 14,5% de los envases de plástico. Las instrucciones de clasificación se están ampliando para incrementar la recogida de residuos (contenedores amarillos para todos los envases) y se están desarrollando nuevos procesos de recogida y de reciclado.
Los envases de plástico fabricados a partir de materias primas de origen biológico han aumentado de forma significativa hasta las 79.000 toneladas (más del 80%) pero sólo suponen el 3,5% de todos los envases de plástico. El proceso de recogida de residuos orgánicos, en cambio, parece un aspecto complejo y caro.
Frente a estos retos, los agentes del mercado aprovechan la conferencia Etiq&Pack para presentar las últimas innovaciones tecnológicas y químicas
El concepto “envases 4.0” de productos eco-diseñados (es decir, cuando el diseño tiene en cuenta el final de la vida útil del producto), fabricados utilizando líneas de producción más flexibles, responde a las grandes tendencias actuales (urbanización y evolución demográfica, e-commerce, personalización y desarrollo sostenible), al igual que el desarrollo de envases reciclables de un solo material fabricados con polietileno (PE) o polipropileno (PP), compuestos de múltiples capas y soluciones que son también completamente reciclables.
Las técnicas de corte con láser ayudan a optimizar el consumo de materiales y a disminuir los residuos. En cuanto al reciclado del plástico, facilitado por el uso de nuevos soportes o tintas de laminado y cierre, se está desarrollando en torno a tres procesos principales: mecánico (con separación física de los complejos de polímeros), químico o mediante pirólisis (que genera materias primas y carburantes líquidos).
Paralelamente, se expande el uso de materiales sustitutivos como los bioplásticos, pero su mercado continúa siendo limitado, con precios de dos a tres veces más altos que los de los plásticos convencionales
Los envases de origen biológico, fabricados a partir de materias vegetales (maíz, patatas, remolacha, etc.) o de residuos orgánicos presentan una huella de carbono menor, pero entran en competencia con la producción de alimentos.
La mayor parte de los envases de plástico biodegradables se degradan en condiciones muy específicas de compostaje industrial; entre los ejemplos se incluyen las bolsas producidas a partir de residuos orgánicos utilizadas para la recogida de basuras en Suiza y el plástico para empaquetar desarrollado por una start-up israelí utilizando materias vegetales.
Otra opción es la fibra de celulosa -que es reciclable y más accesible, utilizada en el proyecto de botellas de cerveza de papel por parte de Carlsberg (en estudio desde 2015); del cual ya se están realizando pruebas de fugas y que utiliza películas finas de barrera de polietileno tereftalato (ePET) reciclado y polietileno furanoato (PEF) de origen biológico.
Cualquiera que sea la innovación que se estudie, es imperativo que los proyectos tengan en cuenta el fin de la vida útil del producto y que las soluciones de envasado sean compatibles con los procesos de reciclado existentes. Aunque en Francia actualmente solo se recicla el 26% de los envases de plástico (frente al 60% en Alemania), dos tercios de ellos son de polietileno tereftalato (PET), esto se debe a que la mayor parte de éstos están compuestos de capas de diversos materiales difíciles de reciclar, o para los que no existen procesos de reciclado específicos.
— Pascale MEGARDON-AUZEPY, Estudios económicos de Crédit Agricole, Consultor Económico Ingeniero – Distribución